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Exigencias de la sociedad de la información al sistema educativo (página 2)



Partes: 1, 2

Tabla 1: Exigencias de las empresas a
la
educación.

1. La necesidad de formar individuos completos más que
especialistas.

  • Dotados de conocimientos y de competencias más
    amplias que profundas,

  • Capaces de aprender a aprender, y

  • Convencidos de la necesidad de incrementar
    continuamente el nivel de sus conocimientos.

2. La finalidad de la educación no consiste
sólo en formar trabajadores, sino también en formar
ciudadanos con capacidades tales como:

  • Dominio de la lengua.

  • Comprensión de los fundamentos de las ciencias
    y de las nuevas tecnologías.

  • Pensamiento crítico.

  • Capacidad de analizar un problema.

  • Capacidad de distinguir hechos y
    consecuencias.

  • Capacidad de adaptarse a situaciones nuevas.

  • Capacidad de comunicarse y de comprender al menos una
    lengua extranjera.

  • Capacidad de trabajar en equipo.

  • Gusto por el riesgo.

  • Sentido de la responsabilidad y disciplina
    personal.

  • Sentido de la decisión y el
    compromiso.

  • Iniciativa.

  • Curiosidad.

  • Creatividad.

  • Espíritu de profesionalidad.

  • Búsqueda de la excelencia.

  • Sentido de la competencia.

  • Sentido de servicio a la comunidad.

  • Civismo.

  • Educación del carácter.

  • Apertura cultural.

  • Responsabilidad social.

3. Los industriales modernos tienen necesidad de:

  • Individuos autónomos

  • Capaces de adaptarse a cambios permanentes

  • Capaces de enfrentarse sin cesar a nuevos
    desafíos.

Da la impresión de que todas estas cualidades son las
contrarias a las que proporciona una escuela que
impone modelos, da
soluciones
prefabricadas, estimula la obediencia y la memoria no
comprensiva; escuelas que enseñan en asignaturas que
dividen la realidad, que enseñan sólo a solucionar
problemas
conocidos; una escuela centrada en la enseñanza del docente y no en el aprendizaje
del estudiante, y mucho menos en la autodirección de su
aprendizaje;
una escuela que busca desarrollar la competencia
individual y no la formación de equipos competentes.

Más bien parecen ser los conocimientos adquiridos fuera
de la escuela los que definen un modo de acceder a la información más adecuado a los
requerimientos de la sociedad de
hoy, un modo de acceso a la información caracterizado por
las notas de diversión y participación e interacción (Bartolomé, 1996):

1) Diversión en el sentido de que se accede a la
información de un modo divertido en el sentido de una
triple gratificación (Ferrés, 1994): la
gratificación sensorial por los estímulos visuales
y sonoros, la gratificación mental derivada de la
fabulación y la fantasía, y la gratificación
psíquica proveniente de la liberación que provocan
los procesos de
identificación y proyección.

2) Participación, dado que cada vez más las
nuevas
tecnologías de la información están
evolucionando hacia sistemas
más interactivos, especialmente los sistemas multimedia que ya
se caracterizan por la integración de medios y por
la interactuación entre sujeto y máquina que va
más allá a la mera reacción del primero ante
el software que usan
las segundas (Bartolomé, 1994), y también por
Internet que
permite que cualquier persona pueda
transmitir cualquier información a cualquier parte del
mundo y con un mínimo costo y
demás con una amplia variedad de modalidades (correo
electrónico, listas de discusión,
videoconferencias, etc.).

Las nuevas
exigencias a la escuela.

El modo en que accedemos a la información ha cambiado
y, por tanto, la escuela debe cambiar. De entrada, y en
relación con el tema que nos ocupa, dos consecuencias
parecen claras: la primera, la capacitación para la formación
permanente, es decir, para que los individuos aprendan a
aprender; la segunda el dominio de los
nuevos códigos en que se presenta la información
que capaciten para poder acceder
a ella y organizarla de forma adecuada. Dado el incremento en el
volumen de la
información y, sobre todo, el ritmo con el que ésta
aparece, nos enfrentamos con la necesidad de actualizar
continuamente nuestros conocimientos mediante la formación
permanente, mediante la formación a lo largo de toda la
vida (Husén, 1988). Por otra parte, dado que la
mayoría de los conocimientos a los que nos enfrentamos
cuando los aprendemos quedarán obsoletos en el momento de
ejercer la profesión, cada vez es menos importante una
concepción del aprendizaje como reproducción de información y cada
vez se hace más necesario el desarrollo de
destrezas que faciliten el acceso, organización y aplicación de la
información disponible en cada momento (Sancho, 1998).

Siguiendo a Bartolomé (1996) podemos señalar
algunos de los cambios que la institución escolar precisa
para adecuarse a las nuevas exigencias:

Un primer cambio que
hemos de tener en cuenta es que en la escuela debemos preparar a
los escolares para que sean capaces de buscar la
información que necesitan, valorarla, seleccionarla,
estructurarla, incorporarla a su estructura de
conocimientos y aplicarla a las tareas a las que se enfrenta.

En segundo lugar (aspecto éste en el que también
insiste López Herrerías, 1998), la escuela debe
preparar al sujeto que domine los códigos icónicos,
esto es, para analizar, interpretar y comprender en toda su
riqueza la imagen por una
parte (decodificación de iconos, de gráficas, de dibujos
simbólicos, mapas, escenas,
…), y para construir nuevos mensajes con este lenguaje
(codificación), por otro. Además,
deberíamos señalar en este punto la necesidad de
traducir mensajes de unos códigos a otros. Y Area (1998)
completa esta idea cuando dice:

"Esta tendría que ser una de las funciones
sociales clave de la escuela en este final de siglo: ayudar,
capacitar al alumnado, es decir, a los ciudadanos más
jóvenes a tomar conciencia del
papel de los medios en nuestra vida social; a que conozcan los
mecanismos técnicos y de simbología a través
de los cuales los medios provocan la seducción del
espectador, a promover criterios de valor que
permitan a los alumnos a discriminar y seleccionar aquellos
productos de
mayor calidad cultural;
sacar a la luz los intereses
económicos, políticos e ideológicos que
están detrás de toda empresa y
producto
mediático" (p.52)

Y en tercer lugar, la escuela debe progresar en la
adquisición de cuatro características: debe ser
activa, participativa, divertida y libre. Activa en el sentido de
que el alumno aprende actuando, de que no es un mero receptor
pasivo del saber que el maestro deposita en él.
Participativa en el sentido de que alumnos y padres (según
las edades) contribuyan en la gestión
real (no sólo formal) de todos los aspectos que
constituyen la vida de los centros y no sólo en aquellos
que no son relevantes (Fernández Enguita, 1992; Flecha,
1997). Divertida no en el sentido de que en la escuela se deba
aprender sin esfuerzo, sino en el sentido de que el esfuerzo no
debe valorarse como algo molesto lo mismo que no lo hace el
deportista que se está entrenando para alcanzar una meta.
Y libre en el sentido de libertad para
elegir los aprendizajes, los autores, los modos de
expresarnos…; libertad similar a la que experimentamos cuando
seleccionamos un canal de televisión
o cuando navegamos por Internet; libertad, desde el punto de
vista del alumno, equivalente a la libertad de cátedra del
profesor.

Parece ser, en definitiva, que cada vez estamos expuestos a
más información corriéndose el riesgo de que se
aparezca en las personas una disociación entre
información y pensamiento.
Es necesario evitar tal separación que nos haría
incapaces de entender, de pensar y de hablar de todo aquello que
podemos hacer y, así, salir al paso del riesgo que existe
de que las decisiones acerca de cómo utilizar nuestro
saber hacer escapen a nuestro control,
convirtiéndonos en irreflexivos esclavos de nuestro "saber
cómo" (Tedesco, 1995)

Por tanto, ante esta nueva situación, en cuanto al
qué enseñar, la educación debe
potenciar:

a) Por una parte, los procesos frente a los productos, los
procedimientos
frente a los contenidos, enseñar a pensar frente a
enseñar pensamientos hechos. Y entre tales procedimientos
ocupan un lugar privilegiado aquellos relacionados con la
búsqueda, valoración, selección,
procesamiento, estructuración y manejo de la
información (Sancho, 1998)

b) Y por otra, una educación que cultive la
dimensión axiológica (Puig Rovira y Trillas, 1995)
que evite que quedemos a merced de cualquier aparato que
consideremos deseable sólo por el hecho de ser
técnicamente posible.

Sociedad del
aprendizaje

Por último, queremos resaltar que la sociedad de la
información es la sociedad del aprendizaje. La
educación y la formación que durarán toda la
vida adulta, se adquirirán en el sistema
educativo formal, en la empresa, o de
manera más informal, pero será imprescindible para
responder a las exigencias laborales. Los rápidos cambios
y los procesos de globalización la hacen imprescindible
(Pedró y Rolo, 1998), la persona sólo podrá
adaptarse a la sociedad del conocimiento,
si ésta se convierte en una sociedad de aprendizaje
permanente (Adell, 1997), a partir de las habilidades cognitivas
y la dimensión axiológica adquirida.

"Para el hombre o
la mujer la
permanente necesidad de unos conocimientos básicos bien
asimilados, junto con una mayor capacidad de orientación
en un mundo de constantes cambios, significa que estén
obligados a seguir un proceso
permanente de aprendizaje desde una edad muy temprana, y, en
participación con los demás, utilizar aquellos
conocimientos para resolver nuevos problemas. Se trata del
desarrollo
personal del individuo pero
también de su capacidad para aprender sobre la marcha, en
un proceso que durará toda su vida" (F.M.S., 1997 p.
1)

En el informe de la
UNESCO (Delors, 1996), también se señala el hecho
de que la educación ocupa cada vez un lugar mayor en la
vida de los individuos, debido a varios factores: En primer la
división tradicional de la vida en periodos separados
(infancia y
juventud
dedicadas a la educación, la edad adulta, consagrada a la
profesión y la vejez) ha
dejado de corresponder a la vida actual en la mayoría de
los países. Nadie afirma en la actualidad que los
conocimientos adquiridos en la juventud sirvan para toda la vida.
La rápida evolución del conocimiento exige una
actualización permanente. Por otro lado la
reducción del periodo de actividad laboral, la
disminución del volumen total de horas de trabajo
remuneradas y la prolongación de la vida después de
la jubilación aumentan el tiempo
disponible para otras actividades. Además, señalar
la multiplicación de las posibilidades de aprendizaje que
ofrece la sociedad fuera del ámbito escolar, y la
noción necesaria en muchos sectores de competencia
evolutiva y adaptabilidad.

No se puede distinguir como hasta ahora la formación
general y la formación profesional, ya que son
ámbitos que se entrecruzan. La educación abarca, en
la sociedad actual, desde la infancia hasta el final de la vida,
todos los medios que permiten a una persona adquirir un
conocimiento dinámico del mundo, de los demás y de
sí mismo, son medios de aprendizaje.

La Comisión Internacional de la UNESCO sobre
educación ha designado este proceso continuo de
educación que abarca toda la existencia y se ajusta a las
dimensiones de la sociedad, con el nombre de "educación a
lo largo de la vida" (Delors, 1996 p.112). Esta educación,
afirma el informe más adelante, ha de brindar a cada
persona los medios para alcanzar un mejor equilibrio
entre el trabajo y
el aprendizaje, y para el ejercicio de un ciudadanía más activa y
democrática.

Referencias
bibliográficas:

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Barcelona: Paidós-MEC.

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TEDESCO, J. C. (1995): El nuevo pacto educativo:
Educación, competitividad
y ciudadanía en la sociedad moderna.
Madrid:
Anaya.

 

 

 

Autor:

Mª Teresa Gómez Del Castillo
Segurado

Antonio Aguilera Jiménez

Facultad de PsicologíaEscuela de
Magisterio Cardenal Spínola – Universidad De
Sevilla

Partes: 1, 2
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